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Aquí cabemos todos

El Reino de los Cielos

Supongo que la primera pregunta que debería hacerme en este caso es por qué demonios accedí a gastarme el dinero en ir a verla, cuando el trailer ya aseguraba que sería una bazofia. Me escudaré en lo mucho que quiero a mi novio y en la confianza ciega que dicho novio mío le tenía (hasta el sábado) a Ridley Scott.

Dejando de lado las carencias múltiples de la película, me iré directamente al final, donde la única mujer con texto que aparece en pantalla, después de haber hecho el tour de force más abominable posible por todos los estereotipos femeninos de la historia del cine (hace de independiente, de mujer maltratada, de golfa, de enamorada...¡Y todo el mismo personaje!), la buena mujer, con la inestimable ayuda de Legolás, nos regala con el siguiente diálogo:

- No sé qué hacer. Aún soy Reina de Trípoli y de tropecientos mil otros sitios.
- Decide dejar de ser reina y me quedaré a tu lado.

Tras el cabreo inconmensurable por tener que escuchar semejante cosa en pleno siglo XXI, el novio al que quiero y mi mamá, que se vino con nosotros y a la que también quiero mucho, me explicaron que no había de qué preocuparse, que lo que Ridley quería decir era que, una vez perdida Jerusalem, daba igual de qué fuera reina porque estaba todo perdido.

Sigo cabreada. Porque el mensaje era meridianamente claro: Yo, herrero, hijo bastardo sin un lugar donde caerme muerto, te digo a tí, reina de varios reinos orientales, que: o dejas tu curro o te quedas más sola que la una. Y lo peor no es eso. Lo peor es que la tía deja el curro, se pone a peregrinar y se coge de la mano del herrero.

Eso es un modelo de mujer que debería desaparecer del mapa. Puestos a hacer una película en la que el Rey Ricardo viaja a las cruzadas con un séquito de 5 personas (incluídos caballeros que iban a luchar), Mr. Scott se podía haber mojado un poco y haber convertido a la reina en una mujer responsable que:

a) rindiera sus reinos bajo acuerdo con Saladino (que en la peli era clavadito a Sandokán)

o

b) emprendiera la defensa de los mismos.

Es decir, una tía que no lo deja todo por el amor de alguien que, además, es un desarrapado al que se había puesto a despreciar por no conocer la teoría del mal menor.

Sin más comentarios.

2 comentarios

Jenny -

Pues totalmente de acuerdo. Churro de peli, Legolás repitiendo aquello de "que vienen los malos" (le faltó decir que sus ojos de elfo no le engañaban) y lo de la mujercilla esta es...incomprensible. Pero lo que a mí me llegó al alma fue lo de pasar con la novia nueva por la tunma de la mujer que teóricamente quería salvar yendo a Jerusalén,¿no? Pues jo, un poquin de respeto a los muertos, y más si tanto la querías...digo yo.
¿Los templarios eran malos?Yo pensaba que eran buenos...SOS!!!

Gunnm -

pues no pides tu ni nada , una pelicula que no te muestre que una mujer como dios manda es la que renuncia a sus aspiraciones en favor de un bien común (que curiosamente coincide con las aspiraciones de él)

La única variedad que puedes encontrar es que esto ocurra en las cruzadas, en Park Avenue o en el planeta Melz