La Papisa Juana
Buenos días!
Ahora que la iglesia está tan activa, que condena "El Código Davinci", que declara blasemas campañas publicitarias y que se empeña en mantener vivo al papa a pesar de que el pobre hombre no se tiene en pie, me gustaría hablar de ella. Sin acritud.
La papisa Juana habría sido una mujer que se hace pasar por hombre para huir y que por avatares del destino llega a ser papa. El engaño se descubre cuando, en el momento de su coronación, la buena mujer, que no había sido tan buena, dio a luz un precioso churumbel junto con el que la mataron en la horca...
Y esta es la historia que se inventaron los ortodoxox para demostrar la vileza de la iglesia católica, maculada por la presencia femenina.
No se trata de inventar la rueda, pero si la demonización de la mujer se refleja en asuntos prácticos tan obvios ¿Cómo vamos a cambiar nada? Los estamentos que se disputan el poder han pasado de echarse en cara la confraternización con el enemigo demoníaco (esas somos nosotras) a disputarse nuestros votos, sin solución de continuidad. No contamos como indivíduos ni como grupo, sino como masa. Somos objetos mucho más allá de la publicidad sexista. Y, sintiéndolo mucho, no se me ocurre qué hacer con esa información.
Descartado el suicidio, claro está.
Ahora que la iglesia está tan activa, que condena "El Código Davinci", que declara blasemas campañas publicitarias y que se empeña en mantener vivo al papa a pesar de que el pobre hombre no se tiene en pie, me gustaría hablar de ella. Sin acritud.
La papisa Juana habría sido una mujer que se hace pasar por hombre para huir y que por avatares del destino llega a ser papa. El engaño se descubre cuando, en el momento de su coronación, la buena mujer, que no había sido tan buena, dio a luz un precioso churumbel junto con el que la mataron en la horca...
Y esta es la historia que se inventaron los ortodoxox para demostrar la vileza de la iglesia católica, maculada por la presencia femenina.
No se trata de inventar la rueda, pero si la demonización de la mujer se refleja en asuntos prácticos tan obvios ¿Cómo vamos a cambiar nada? Los estamentos que se disputan el poder han pasado de echarse en cara la confraternización con el enemigo demoníaco (esas somos nosotras) a disputarse nuestros votos, sin solución de continuidad. No contamos como indivíduos ni como grupo, sino como masa. Somos objetos mucho más allá de la publicidad sexista. Y, sintiéndolo mucho, no se me ocurre qué hacer con esa información.
Descartado el suicidio, claro está.
1 comentario
Jose -