SUPERMODELO 2007
Acabo de salir un momento a comer un kebab. En el restaurante anunciaban el último casting del programa para esta noche y además han emitido un resumen de lo ocurrido hasta el momento.
No ha sido hasta que otra mujer le ha pedido a su marido que esperase, que a ella le gustaba el programa, que me he dado cuenta de que yo misma estaba provocándome la tortícolis del siglo porque mi mesa quedaba muy mal situada respecto del televisor. Me he avergonzado de mí misma y me he preguntado que por qué.
¿Por qué demonios tienen tanto éxito los programas en los que se humilla a otros seres humanos? Noemí Galera abrió la veda en OT, superada con creces por Risto Mejide. Foros y foros de internet; blogs y blogs, conversaciones y conversaciones demostraron hasta qué punto España entera estaba al cabo de la calle en cuanto a los exabruptos del Sr. Mejide. De YouTube cuelgan aún los vídeos de las nominaciones y otros tantos en los que se parodia al personaje.
Llegó faxtor X y se repitió la historia. Con mucha menos clase, menos fuerza y menos de todo en general. Pero el fondo era el mismo.
Supermodelo 2006 nos deleitó con las barbaridades, los gritos, el maltrato manifiesto a las aspirantes. Y Supermodelo 2007 ha empezado peor de lo que terminó.
Una de las niñas me resulta especialmente cándida cuando, tras la relación espectacular de insultos, agradece lo bien que la han tratado y la gran oportunidad que le ofrecen.
¿Por qué nosotros, el público, no condenamos estos programas?¿Por qué nos solazamos en ellos como los cerdos en el barro? ¿Cuál es la coherencia entre mandar a Perú hasta el último céntimo del que creemos que podemos prescindir y sintonizar estos programas en el mismo día?
No lo entiendo. No entiendo el morbo, la necesidad de que corra la sangre, de ver humillados a otros.
Y no estoy a salvo de nada. No me excuyo del grupo de televidentes. Me limito a no comprenderme.
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