EL PODER DEL ARRENDAJO TE OBLIGA II
http://www.youtube.com/watch?v=IwbB6B0cQs4
En fin.
No tengo ni un sólo comentario.
http://www.youtube.com/watch?v=IwbB6B0cQs4
En fin.
No tengo ni un sólo comentario.
Y este es el tercer paso
De momento es sólo un pastiche, pero va incluso mejor de lo que pensaba. Tengo mucho interés en ver el final de esto...
esde luego hay una cosa de la que estamos bien seguros y es que el gatito blanco no tuvo absolutamente nada que ver con todo este enredo... fue enteramente culpa del gatito negro. En efecto, durante el último cuarto de hora, la vieja gata había sometido al minino blanco a una operación de aseo bien rigurosa (y hay que reconocer que la estuvo aguantando bastante bien); así que está bien claro que no pudo éste ocasionar el percance. 
La manera en que Dina les lavaba la cara a sus mininos sucedía de la siguiente manera: primero sujetaba firmemente a la víctima con un pata y luego le pasaba la otra por toda la cara, sólo que a contrapelo, empezando por la nariz: y en este preciso momento, como antes decía, estaba dedicada a fondo al gatito blanco, que se dejaba hacer casi sin moverse y aún intentando ronronear... sin duda porque pensaba que todo aquello se lo estarían haciendo por su bien.
Pero el gatito negro ya lo había despachado Dina antes aquella tarde y así fue como ocurrió que, mientras Alicia estaba acurrucada en el rincón de una gran butacona, hablando consigo misma entre dormida y despierta, aquel minino se había estado desquitando de los sinsabores sufridos, con las delicias de una gran partida de pelota a costa del ovillo de lana que Alicia había estado intentando devanar y que ahora había rodado tanto de un lado para otro que se había deshecho todo y corría, revuelto en nudos y marañas, por toda la alfombra de la chimenea, con el gatito en medio dando carreras tras su propio rabo.
--¡Ay, pero qué malísima que es esta criatura!-- exclamó Alicia agarrando al gatito y dándole un besito para que comprendiera que había caído en desgracia. --¡Lo que pasa es que Dina debiera de enseñarles mejores modales! ¡Sí señora, debieras haberlos educado mejor, Dina! ¡Y además creo que lo sabes! añadió dirigiendo una mirada llena de reproches a la vieja gata y hablándole tan severamente como podía... y entonces se encaramó en su butaca llevando consigo al gatito y el cabo del hilo de lana para empezar a devanar el ovillo de nuevo. Pero no avanzaba demasiado de prisa ya que no hacía más que hablar, a veces con el minino y otras consigo misma. El gatito se acomodó, muy comedido, sobre su regazo pretendiendo seguir con atención el progreso del devanado, extendiendo de vez en cuando una patita para tocar muy delicadamente el ovillo; como si quisiera echarle una mano a Alicia en su trabajo.
--¿Sabes qué día será mañana? --empezó a decirle Alicia--. Lo sabrías si te hubieras asomado a la ventana conmigo... sólo que como Dina te estaba lavando no pudiste hacerlo. Estuve viendo cómo los chicos reunían leña para la fogata... ¡y no sabes la de leña que hace falta, minino! Pero hacía tanto frío y nevaba de tal manera que tuvieron que dejarlo. No te preocupes, gatito, que ya veremos la hoguera mañana! Al llegar a este punto, a Alicia se le ocurrió darle dos o tres vueltas de lana alrededor del cuello al minino, para ver cómo le quedaba, y esto produjo tal enredo que el ovillo se le cayó de las manos y rodó por el suelo dejando tras de sí metros y metros desenrollados.
--¿Sabes que estoy muy enojada contigo, gatito? --continuó Alicia cuando pudo acomodarse de nuevo en la butacona--, cuando vi todas las picardías que habías estado haciendo estuve a punto de abrir la ventana y ponerte fuera de patitas en la nieve! ¡Y bien merecido que te lo tenías, desde luego, amoroso picarón! A ver, ¿qué vas a decir ahora para que no te dé? ¡No me interrumpas! --le atajó en seguida Alicia, amenazándole con el dedd--: ¡voy a enumerarte todas tus faltas! Primera: chillaste dos veces mientras Dina te estaba lavando la cara esta mañana; no pretenderás negarlo, so fresco, que bien que te oí! ¿Qué es eso que estás diciendo? (haciendo como que oía lo que el gatito le decía) ¿que si te metió la pata en un ojo? Bueno, pues eso también fue por tu culpa, por no cerrar bien el ojo... si no te hubieses empeñado en tenerlo abierto no te habría pasado nada, ¡ea! ¡Y basta ya de excusas: escúchame bien! Segunda falta: cuando le puse a Copito de nieve su platito de leche, fuiste y la agarraste por la cola para que no pudiera bebérsela. ¿Como?, ¿que tenías mucha sed?, bueno, ¿y acaso ella no? ¡Y ahora va la tercera: desenrollaste todo un ovillo de lana cuando no estaba mirando!
--¡Van ya tres faltas y todavía no te han castigado por ninguna! Bien sabes que te estoy reservando todos los castigos para el miércoles de la próxima semana... ¿Y qué pasaría si me acumularan a mi todos mis castigos, --continuó diciendo, hablando más consiogo misma que con el minino, --qué no me harían a fin de año? No tendrían más remedio que mandarme a la cárcel supongo, el día que me tocaran todos juntos. O si no, veamos... supongamos que me hubieran castigado cada vez a quedarme sin cenar; entonces cuando llegara el terrible día en que me tocara cumplir todos los castigos ¡me tendría que quedar sin cenar cincuenta comidas! Bueno, no creo que eso me importe tantísimo. ¡Lo prefieío a tener que comérmelas todas de una vez!
Me he encontrado esto por ahí y no he podido resistirme. Lástima que la posteridad sea taaaan corta.
1-Primero que nada:
En fin:
Hace unos días que visisto un foro de living dead dolls (enlazadito que lo tengo) y por algún oscuro motivo no me deja subir fotos. Como, de todas maneras, el proyecto de customizar a mi Vincent Vaude es personal, he decidido colgar aquí las fotos del proceso.
Valga como avanzadilla la imagen del pobre Vincent descuartizado y rodeado por los materiales que servirán para convertirle en cualquier otra cosa...
" - Hrair-roo -dijo Avellano una tarde- ¿Qué hubiéramos hecho sin ti? Ninguno de nosotos estaría aquí ¿no es cierto?
- Entonces ¿estás seguro de que estamos aquí?"
Nada.
En realidad, pasar lo que se dice pasar, no me pasa nada. Pero estoy tristona. Debe de tener que ver con el síndrome premenstrual (que existe aunque las malas feministas lo nieguen), me me deja el cuerpo loco con la descarga de hormonas a discreción.
Eso y que detesto equivocarme, meter la pata, ser pillada infraganti...Y ha entrado en la tienda una mujer que ha criticado mis muebles, yo los he defendido y ella tenía razón. Nada terrible, ya lo decía yo más arriba. Pero es que tengo esa tendencia absurda a ahogarme en un vaso de agua aunque esté vacío, a implicarme de manera personal en asuntos que no son personales...
Ains. Qué cosa tan tonta.
Acabo de salir un momento a comer un kebab. En el restaurante anunciaban el último casting del programa para esta noche y además han emitido un resumen de lo ocurrido hasta el momento.
No ha sido hasta que otra mujer le ha pedido a su marido que esperase, que a ella le gustaba el programa, que me he dado cuenta de que yo misma estaba provocándome la tortícolis del siglo porque mi mesa quedaba muy mal situada respecto del televisor. Me he avergonzado de mí misma y me he preguntado que por qué.
¿Por qué demonios tienen tanto éxito los programas en los que se humilla a otros seres humanos? Noemí Galera abrió la veda en OT, superada con creces por Risto Mejide. Foros y foros de internet; blogs y blogs, conversaciones y conversaciones demostraron hasta qué punto España entera estaba al cabo de la calle en cuanto a los exabruptos del Sr. Mejide. De YouTube cuelgan aún los vídeos de las nominaciones y otros tantos en los que se parodia al personaje.
Llegó faxtor X y se repitió la historia. Con mucha menos clase, menos fuerza y menos de todo en general. Pero el fondo era el mismo.
Supermodelo 2006 nos deleitó con las barbaridades, los gritos, el maltrato manifiesto a las aspirantes. Y Supermodelo 2007 ha empezado peor de lo que terminó.
Una de las niñas me resulta especialmente cándida cuando, tras la relación espectacular de insultos, agradece lo bien que la han tratado y la gran oportunidad que le ofrecen.
¿Por qué nosotros, el público, no condenamos estos programas?¿Por qué nos solazamos en ellos como los cerdos en el barro? ¿Cuál es la coherencia entre mandar a Perú hasta el último céntimo del que creemos que podemos prescindir y sintonizar estos programas en el mismo día?
No lo entiendo. No entiendo el morbo, la necesidad de que corra la sangre, de ver humillados a otros.
Y no estoy a salvo de nada. No me excuyo del grupo de televidentes. Me limito a no comprenderme.
Esta es mi niña.
Hago un cambio de letra especial porque ella lo merece. Llegó a mi casa a través de la asociación gata (www.gataweb.com). La habían sacado de la perrera y la pobrecilla pasó las de caín. Desde un aborto debido a la medicación, hasta un golpe de calor que le provocó fallo hepático, anemia y mal carácter endémico.
Pasó casi un mes antes de que me dejase tocarla. Como yo tampoco soy un pompón amoroso, la verdad es que no lo llevaba mal. La sorpresa llegó hace un par de semanas, cuando no sólo permitió que la acariciase, sino que además se tumbó en el suelo a disfrutar de mis sobeteos y ella solita estableció turnos de mimos: cuando le parecía que yo ya había trabajado bastante era ella quien me daba besines a mí.
Hay cientos de animales abandonados, maltratados, víctimas de caprichos y de personas irresponsables que los compran sin darse cuenta de que son seres vivos y de que, cuando te comprometes con uno, debes hacerlo de por vida, porque depende de ti. Los gatos caseros no sobreviven en la calle más de dos semanas. Los conejos tienen una esperanza de vida aún más corta. Los perros se dejan morir de la pena.
Daros un paseo por esata web si queréis adoptar una mascota. A mí me han cambiado la vida. www.gataweb.com
Y hoy me he decidido a venderlas.
Compré muchísimas cuando tenía una bonita casa de dimensiones aceptables. Ahora tengo una casa más pequeña y no me queda mucho más remedio que venderlas. Si a alguien le interesa:
sanscrito74@hotmail.com
Me acosté ayer con una de esas sensaciones de tristeza, producto indiscutible del cansancio, con la que me he levantado esta mañana. Y yo, cuando me pongo triste, lo soluciono de dos maneras: emprendo nuevos proyectos o me deshago de lo que pesa en mi vida.
Hasta ahora lo hacía a lo loco. Ahora intento racionalizar.
Nos vemos pronto.
Sí, hace casi un año desde la última vez que publiqué algo. Y es que las condiciones no siempre son las propicias. Hoy me he decidido porque he caido, a fuerza de buscar articulos varios en la red, en varios blogs de chicas extremadamente cursis y afectadas. De las que no saben decir: tengo un miedo atroz a la oposición que se me viene encima; y a cambio sueltan, sin ningún rubor, que la angustia deja fragmentos de espejo en las venas.
Que no digo yo que uno no pueda expresarse como le de la gana. Pero es que cada vez me cuesta más comprender el fenóemno arrendajo (Espido, querida Espido). Ya sabéis: si hay un pájaro en la ventana, hay un pájaro en la ventana. No hace falta un arrendajo que despliega sus sedosas alas para posarse en el alfeizar. A no ser que la raza del ave, la cualidad sedosa de su plumaje y la importancia del alfeiza obliguen.
El motivo por el que he aterrizado en estos blogs es que llevo toda la tarde y buena parte de la mañana a la busca de un bonito motivopara decorar una mesilla cochambrosa. He comenzado por las páginas de estarcido y he terminado en grandes ilustradores Art Nouveau. Como Clarke y Beardsley.
Seguré informando.
Reconozco, antes de nada, que no he leído las novelas de Reverte. Ni estas de aventurillas con trasfondo histórico ni las otras. Así que centrémonos: hablo de la película. Concretamente de las dos únicas mujeres de la película con un cierto peso argumental: La manipuladora, traidora, mala persona, torturadora que interpreta Elena Anaya y la actriz (todo un detalle no haber escogido directamente a alguna "cortesana" de la época), impaciente, incapaz de vivir sola, arribista y miedosa que interpreta Ariadna Gil.
Juro que no voy al cine con el único objetivo de ver qué han hecho los directores con los personajes femeninos, pero es que hay cosas que claman al cielo.
Que a la actriz la castiguen con una sífilis y que además el que sufra sea el bruto del hombre que la abandonó porque no podía casarse con ella no tiene nombre. Alatriste rechaza la propuesta de matrimonio en nombre de unos celos que le harían matar ¡Matar! ¿Pero es que hace otra cosa a lo largo de toda la película? Imagino que matar gratis por España vale más que matar por una mujer, claro. Sin embargo, cuando le da la crisis del soldado retirado decide que sí, que vale, que ya se puede casar con ella ¿será que han pasado los años y asume que ella ya no tendrá tanto amante al que abrir en canal, rajar el cuello o reventar la cabeza?
La actriz es requerida por el rey y no tienen elección. Seamos honestos: las mujeres en general no tenían grandes opciones en aquella época, y cuando se ponía un monarca de por medio el abanico directamente se cerraba. Dirán los investigadores que esta actriz murió realmente de sífilis y yo no lo negaré porque no lo he buscado y no sé si es cierto. Lo que sí es cierto es que en ficción los castigos derivados del sexo son sólo eso: castigos. Y que a la historia de Alatriste no le hacía falta que el personaje muriese por una enfermedad venérea. Creo sinceramente que la misoginia del guinosta, no hablo de la de Reverte aún, es obvia.
De Elena Anaya ya hablaremos...
Esto fue lo que me dijo mi jefe ayer. Esta fue su respuesta a mis objeciones.
Discutíamos la mejor manera de afrontar el pago de unas deudas. Yo proponía ser racional, él propuso que yo fuera buena y le hiciera caso.
Mi jefe es un hombre más o menos razonable, con el que me llevo bien, inteligente, padre responsable de dos hijas guapísimas, director financiero de un estudio de arquitectura en alza. Un señor que se confiesa de izquierdas y que se considera no machista. Sin embargo ¿le habría dicho a alguno de sus empleados masculinos: sé bueno, hazme caso? No.
Le contesté que tenía derecho a pedirme que le hiciera caso, pero que no tenía derecho a pedirme que fuera buena. Y que nada tenían que ver lo uno con lo otro. Repitió que fuera buena. Pero mi oficio, mi profesión y mi cometido en la empresa en la que trabajo no es ser buena, es ser eficaz. Me pregunto si pretendía apelar a mi sentido de culpa judeocristiana (culpa por no tener hijos y pasarme la vida trabajando), o si todo era mucho más terrible y más simple: soy una mujer y por tanto debo hacer caso. Y cuando hago caso soy buena. Lo que quiere decir que cuando no lo hago soy mala.
Cargo desde ayer con una decepción que ni siquiera sé por qué me ha sorprendido.
En fin.
Es complicado el tema. Pesan a las chicas que van a desfilar y no aceptan a las que tengan un IMC mínimo. Supongo que por algún sitio habría que empezar y que este es tan... ¿bueno? Como otro cualquiera. Pero no es el óptimo. Antes de escoger una cura, habría que detectar cual es el problema. Y en este caso el problema no es que existan niñas o mujeres demasiado delgadas (Paola Dominguín, Bimba Bosé, etc), sino que haya niñas o mujeres dispuestas a enfermar y que efectivamente enfermen para alcanzar los cánones estéticos que sean. Repito: los que sean. Hay otro problema además: se llama MODELOS a las señoritas que lucen en una pasarela los diseños de los modistos, y a las que posan ante cámaras fotográficas para, de nuevo, lucir el producto de que se trate. Pero dice el Espasa que un modelo es:
Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe S.A., Madrid:
1. m. Arquetipo digno de ser imitado que se toma como pauta a seguir:
la Antigüedad clásica se convirtió en el modelo artístico del Renacimiento.
2. Vestido diseñado y confeccionado por un modisto o casa de costura:
presentó los modelos de la próxima temporada.
3. Representación a escala reducida de alguna cosa.
4. Objeto, aparato o construcción realizada conforme a un mismo diseño:
este coche es un modelo de 1942.
5. esc. Figura de barro, yeso o cera que se reproduce en un material más sólido.
6. com. Persona agraciada, encargada de exhibir prendas de vestir o complementos:
quiere ser modelo de alta costura.
7. En arte, persona u objeto que copia el artista:
el cuadro no se parece en nada a la modelo.
¡Sólo la sexta acepción de la palabra se refiere a nuestras modelos! Y esto por evolución del lenguaje. Una evolución poco adecuada, porque ¿de qué son modelos las modelos? ¿Cómo es posible que las mujeres españolas (y hablo de nosotras por pura cercanía geográfica, pero las colombianas o ecuatorianas o nigerianas o chinas o incluso las teutonas lo tienen más difícil) se adapten o pretendan imitar un modelo escuálido, pálido, sin forma? El lenguaje está lleno de trampas y esta es sólo una de ellas. Las personas agraciadas de la acepción sexta se negarían a ser llamadas maniquíes por lo que la palabra sugiere (muñecas, autómatas, etc). Yo me niego a seguir llamándolas modelos porque no lo son. No creo que sus figuras sean dignas de ser imitadas puesto que son figuras feas que sirven al único propósito de realzar la ropa que exhiben. Como siempre, salvo excepciones. Hay maniquíes bellísimas. Claro, que a esas se les reserva la categoría más alta: son supermodelos.
Debo, por coherencia conmigo misma y porque me entristece profundamente, seguir en la misma tónica: HAN REPUESTO EL ANUNCIO DE LAS PIM´S DE LOU. Inverosímil e inaceptable.
Cuatro mujeres de edades más allá de la treintena y físicos mucho más allá de la adolescencia, mirán como un hombre inalcanzable hace pesas. Se excitan. El televisor aprovecha la coyuntura pare enseñarles las galletas del siglo y las mujeres se excitan aún más. El anuncio termina con la frase del siglo: "Chicas, bienvenidas al placer".
Todos sabemos que las mujeres consumen más que los hombres y que por eso la mayor parte de los anuncios de TV van dirigidos a ellas. Asumido: compramos más. Lo que me cuesta admitir es que se nos respete menos que a los hombres ¿Por qué a los hombres se les convence para comprar algo mostrándoles a la mujer que conseguirán pero a las mujeres se nos convence mostrándonos un sustitutivo del hombre que no conseguiremos?
Luego están los anuncios de marquesina de BOMBAY, esa ginebra más bien corrientucha que ahora muestra a la diosa Kali ilustrada al más puro estilo años 60 y bajo la cual se lee: "Sólo hay algo más perfecto que una mujer: dos mujeres (y de tres mujeres, ya ni hablamos)".
Inteligentibus pauca.
En esta película de Benito Zambrano aparecen dos retratos de mujer que me gustan: La mujer del protagonista y la española que trabaja para la productora que en teoría le va a solucionar la vida a ese protagonista.
La mujer, madre de dos hijos, vive con él a pesar de que no paga el alquiler, él se acuesta con otras (dice la película que por negocios, y a pesar de eso en ningún momento se cuestiona la moralidad del hombre salvo para recprocharle lo mal que trata a su mujer), se desntiende a menudo de sus hijos y, en definitiva, sólo le presta atención cuando ella anuncia que se larga. Hay momentos bellísimos en la historia que nos muestran como la mujer tiembla, se debate, se pega de tortas consigo misma y hasta le dice a él que no, que lo deje, que no la mire así. Una tía que conoce su propia debilidad, que la asume pero que, una vez tomada la decisión, se mantiene firme a pesar de que todas las células de su cuerpo le gritan que se quede en Cuba al lado del desastre al que ha hecho padre de sus hijos.
Me gusta ete personaje porque es una mujer real, una mujer con contradicciones, que ama intensamente, que ha sufrido el desengaño de su vida, que ha tomado una decisión que cree correcta y que la mantiene. Y la mantine por encima de las exigencias y la manipulación del hombre al que ama. Mucho que aprender, sin duda. Aunque no me emocione el hecho de que gran parte de su motivación sea el futuro de sus hijos, lo que por otra parte es una razón muy válida para hacer las cosas. Yo habría preferido que no tuviera hijos y que se mantuviera en sus trece por sí misma.
El segundo personaje es la enviada de la productora. Una cabrona con pintas, sí señor. Y aquí aprovecho para hacerme con el concepto de cabrona del que todas deberíamos estar orgullosas. Porque una mujer es una cabrona si se preocupa de su éxito profesional, si antepone su carrera a su vida sentimental y si, en definitiva, hace todas esas cosas que a los hombres se les presuponen. Pues bien, esta cabrona tiene dinero y tiene poder. Está en su mano sacar de Cuba a los músicos que elija y que en principio quieren salir de allí a toda costa (luego resulta que todos no son así). El protagonista la seduce para tener más puntos a su favor y, cuando se da cuenta de que lo que ella ofrece no es lo que él quiere, deja el jueguecito. Ella acepta la seducción por lo que es e incluso se lo deja muy clarito con una palabra detrás de otra. Y cuando el juego se acaba, lo siente, pero no deja que eso le amargue la vida.
Se trata de una mujer mucho más racional que la otra. Hay quien identifica la racionalidad con la frialdad. Yo no creo que sea así. La mujer siente deseo y tiene sentimientos... pero decide que hay otras cosas en su vida que son más importantes. Si se para uno a pensarlo, es lo mismo que hace la otra. Pero como esta no tiene hijos parece que tiene menos derecho. No tiene hijos ni es un hombre...
Es curioso como las actrices que encarnan a ambos personajes son tan diferentes: la cubana más bajita y redondeada. La española alargada, huesuda, flaca... Como todas las películas, esta es manipuladora y deja ver que la buena opción es la de la madre amante de sus hijos. Pero no lo hace de mala fe y, aunque a Zambrano se le ve la herencia cultural (la tenemos todos), tampoco trata mal al personaje de "la mala". En una película que trata, entre otras cosas, de lo duro que es a veces seguir el camino propio desligándose de las personas a las que se ama, ninguna de estas mujeres sale mal parada.
Hay que agradecer que los personajes hayan trascendido una gran parte de los estereotipos al uso.
Hola de nuevo.
Ayer hablaba con mi novio de las pruebas de selección para vigilantes de seguridad. Estábamos comiendo en un restaurante cerca del cual pasó una pareja de vigilantes. Uno de ellos era un hombre y otro una mujer. Recordamos el tiempo en el que Víctor tuvo que pasar las pruebas y, de repente, se le encendió la bombillita y me preguntó si conocía la causa de que las pruebas de físicas de selección fuesen diferentes para hombres que para mujeres.
Y yo no lo sabía.
Sí sé que tanto unos como otras pasan pruebas de velocidad, fuerza y resistencia, pero el límite de tiempo para ellas es mayor (tienen más tiempo para correr las misma distancia) y la prueba de fuerza es diferente.
Teniendo en cuanta que el delincuante que se encontrarán es el mismo... ¿Qué sentido tiene esa diferencia?
Si lo que se busca es que las mujeres tengan acceso a una profesión que hasta hace poco estaba reservada a los hombres, no creo que esta sea la manera de hacerlo. Un vigilante, sea del sexo que sea, debe tener unas características físicas determinadas. Si las mujeres buscamos la igualdad real, no deberíamos aprovecharnos de este tipo de diferencias a nuestro favor. lo que tendríamos que hacer sería prepararnos más y ser capaces de correr tan rápido como les exigen a los hombres que corran.
Esto, por supuesto, no es extrapolable a todo, pero si queremos igual sueldo para igual trabajo, también deberíamos reivindicar igualdad de tratao a otros niveles.
Que no, que no es una pregunta ociosa. De hecho, llevo dos semanas tratando de contestarla y sólo me encuentro con información contradictoria. A saber:
* Las mujeres pueblan las universidades: de donde se deduce que tienen acceso en igualdad de condiciones que los hombres a las fuentes más obvias de conocimiento y cultura. Por ejemplo, bibliotecas. Las mujeres llenan las aulas de las facultades de derecho, bellas artes, filologías varias y, por supuesto, periodismo.
* En el último suplemento cultural de La Vanguardia sólo aparecen dos mujeres: una de ellas escribe un artículo sobre inframuseos en un tono un poco histérico, ese tono que a veces adoptamos porque creemos que si utilizamos otro no se nos escuchará. La otra es la autora de un libro sobre cómo no dar ni golpe en el trabajo, a la que se critica sin demasiado escrúpulo (he de decir que el crítico tampoco trata muy bien a un escritor varón del que habla en el mismo artículo).
Una cosa no cuadra con la otra. No me explico por qué si las mujeres somos las creativas, las que no debemos dedicarnos a tareas técnicas o de precisión, las que nos regimos por el lado del cerebro en el que se fraguan las obras de arte, las novelas, las pinturas... No me explico, repito, por qué si todo eso es así, más del 98% de un suplemento cultural en el que se habla fundamentalmente de todo eso en lo que se nos supone expertas, se dedica exclusivamente a cultura producida por hombres.
Se me ocurren dos o tres respuestas posibles:
La primera es que, en realidad no somos tan expertas. La realida es que a los hombres esas cosas se les dan mejor que a nosotras y que, aunque tenemos más talento literario que matemático, ese talento tampoco es especialmente apabullante.
La segunda es que nos han mentido mucho y a conciencia. Manejando la variable de que las mujeres estamos tan dotadas como los hombres para el cálculo matemático y que ellos están tan dotados como nostras para la composición artística, el punto de vista sobre el problema cambia: ahora resulta que se nos arrebata la expresión pública de nuestro arte de la misma manera que se hace lo posible para expulsar de sus aulas a las estudiantes de ingeniería. Porque si todos tenemos las mismas capacidades, entonces La Vanguardiaestá realilzando un ejercicio de discriminación intolerable.
¿Solución? sencilla: null Y a denunciar el hecho. Seguro que tras una docena de quejas los redactores empiezan a plantearse que las mujeres también leemos los periódicos.
Supongo que la primera pregunta que debería hacerme en este caso es por qué demonios accedí a gastarme el dinero en ir a verla, cuando el trailer ya aseguraba que sería una bazofia. Me escudaré en lo mucho que quiero a mi novio y en la confianza ciega que dicho novio mío le tenía (hasta el sábado) a Ridley Scott.
Dejando de lado las carencias múltiples de la película, me iré directamente al final, donde la única mujer con texto que aparece en pantalla, después de haber hecho el tour de force más abominable posible por todos los estereotipos femeninos de la historia del cine (hace de independiente, de mujer maltratada, de golfa, de enamorada...¡Y todo el mismo personaje!), la buena mujer, con la inestimable ayuda de Legolás, nos regala con el siguiente diálogo:
- No sé qué hacer. Aún soy Reina de Trípoli y de tropecientos mil otros sitios.
- Decide dejar de ser reina y me quedaré a tu lado.
Tras el cabreo inconmensurable por tener que escuchar semejante cosa en pleno siglo XXI, el novio al que quiero y mi mamá, que se vino con nosotros y a la que también quiero mucho, me explicaron que no había de qué preocuparse, que lo que Ridley quería decir era que, una vez perdida Jerusalem, daba igual de qué fuera reina porque estaba todo perdido.
Sigo cabreada. Porque el mensaje era meridianamente claro: Yo, herrero, hijo bastardo sin un lugar donde caerme muerto, te digo a tí, reina de varios reinos orientales, que: o dejas tu curro o te quedas más sola que la una. Y lo peor no es eso. Lo peor es que la tía deja el curro, se pone a peregrinar y se coge de la mano del herrero.
Eso es un modelo de mujer que debería desaparecer del mapa. Puestos a hacer una película en la que el Rey Ricardo viaja a las cruzadas con un séquito de 5 personas (incluídos caballeros que iban a luchar), Mr. Scott se podía haber mojado un poco y haber convertido a la reina en una mujer responsable que:
a) rindiera sus reinos bajo acuerdo con Saladino (que en la peli era clavadito a Sandokán)
o
b) emprendiera la defensa de los mismos.
Es decir, una tía que no lo deja todo por el amor de alguien que, además, es un desarrapado al que se había puesto a despreciar por no conocer la teoría del mal menor.
Sin más comentarios.